Se acerca la Navidad, las calles se llenan de lucecitas de colores, las casas se adornan con árboles cubiertos de guirnaldas y todo se inunda de ese ambiente de felicidad conocido como espíritu navideño. Este se traslada a los centros comerciales los cuales, pese al frío, tienen el firme propósito de “hacer su agosto” en pleno diciembre.
La Navidad es la temporada de ventas más
importante del año. En estas fechas el consumo se dispara en todos los
sectores, desde alimentación hasta viajes y, por supuesto, cualquier producto o
servicio susceptible de ser presentado como regalo.
En estas fechas los establecimientos se
abarrotan de clientes que pugnan por la atención del dependiente de turno, del
vendedor o el asistente, con el fin de solucionar esa duda o circunstancia puntual
que surge en el último momento e impide que regresemos a casa satisfechos con
nuestra flamante adquisición. Por tanto, es el momento ideal para que las
empresas demuestren su vocación de servicio, firme propósito por conseguir el
mayor grado de satisfacción de los clientes y demostrar agilidad y capacidad para
ofrecer soluciones.
Al frente del departamento de atención al
cliente debe haber personal cualificado, que conozca tanto la naturaleza de las
redes sociales como el modo en que debe responder para solucionar las
peticiones. Tiene que dominar las herramientas, ser diligente y poseer
habilidades comunicativas para ser capaz de reaccionar adecuadamente en cada
momento. Un cliente insatisfecho es un gran peligro para las marcas. Sus
consecuencias se traducen en la pérdida del cliente en primera instancia (15%),
aunque los ellos todavía se muestran benévolos, dando una segunda oportunidad
a la empresa. El estudio publicado este mes por SDL reflejaba que el 60% de los
consumidores está dispuesto a pagar más por una experiencia positiva. Un 75%
además espera que la marca garantice la misma calidad de servicio a través de
todos los canales y puntos de contacto con la marca.
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